Mi Despertar de Consciencia: Cómo conocí y abracé la espiritualidad en mi vida.

Les comparto uno de los días más difíciles de mi vida, en los que pensé en desaparecer de este mundo porque ya no podía más con el dolor, la ansiedad y la angustia que estaba sintiendo.

Samuel Austin en Unsplash

Mi Día Negro

Fue un 26 de julio de 2020, lo recuerdo muy bien. Estaba sola en mi casa, mis padres y mi hermano se habían ido al supermercado; yo no quise ir, me sentía super mal. Estaba viendo una serie “The Great” y de repente empecé a sentir unas ganas inmensas de gritar y llorar, sentí como un dolor, una angustia en el pecho, que me hizo agacharme y tocar mis rodillas con mis manos porque sentía que no podía respirar. Estaba agitada, quería gritar pero no podía, me estaba hiperventilando.

En mi desesperación camine y camine por toda mi casa tratando de buscar algo a lo que aferrarme y me hiciera sentir bien y de repente pensé: ¿Qué pasaría si me muero? ¿Qué pasaría si me clavo un cuchillo en el estómago hasta desangrarme?...tal vez así el dolor desaparezca, tal vez así todo va a pasar, todo se va a calmar, todo este dolor se va a ir para siempre. Fueron los pensamientos oscuros que invadieron mi mente con demasiada potencia, así que simplemente lloré; no es algo que me suceda tan seguido, pero lloré por la desesperación, lloré porque consideré hacerlo, estaba harta de mi vida, harta de sufrir, harta de sentirme vacía y sin propósito, estaba harta de estar harta, había llegado a mi límite ya no podía más, sentía que mi vaso estaba lleno y requería vaciarse de tanta porquería e inmundicia.

Pero mi abuela me salvó: De repente de forma abrupta se me vino su imagen a la cabeza, todo fue muy claro; ella estaba en la sala de su casa, yo estaba viéndola de frente y ella estaba parada viéndome con una enorme y cálida sonrisa de felicidad en su rostro, ella vestía una blusa blanca con botones y mangas cortas abombadas y un pantalón capri blanco que le quedaba justo debajo de la rodilla, estaba descalza, se veía como de 35 o 40 años, tenía el cabello corto y rizado justo de la misma forma en que llevó su cabello durante toda su vida. Estaba radiante y feliz. Y lo único que escuché en mis pensamientos seguido de eso fue la palabra "Metafísica", de forma contundente. Hasta yo misma repliqué con incredulidad "Metafísica", y lo volví a escuchar a través de mi pensamiento de nuevo ‘Metafísica’, con una voz suave y melodiosa. Quiero recalcar que para este tiempo mi abuelita paterna tenía unos meses de haber fallecido.

En ese momento, tomé eso como la señal que yo necesitaba. Y me puse a buscar por toda mi casa libros de metafísica, pues a mí mamá le gusta y además mi abuela le regaló algunos libros acerca del tema. Y en efecto, encontré varios libros sobre Metafísica, ángeles y arcángeles.

Recuerdo que los tomé todos y me fui directo a mi habitación para sentarme en la silla de mi pequeño escritorio de madera y comencé a hojear un libro que llamó particularmente mi atención: Oraciones a los ángeles de Kyle Gray. Abrí una página aleatoria que decía: "Dale la bienvenida a la energía del arcángel Rafael" y entre lágrimas leí la oración.

Fue raro, en ese instante sentí a un ser muy alto parado detrás de mí y sentí como sus manos se posaron sobre mis hombros y se agachó a susurrar a mi oído: “Todo está bien, no te preocupes, todo va estar bien”, yo recuerdo que le dije: “Pero ya no puedo mas, siento que todo me supera, la vida me supero, la vida me quedo demasiado grande”, y él me replicó: “Pero todo va a estar bien, tranquila, no te preocupes, mejor duérmete, descansa”.

Cuando este ser posó sus manos sobre mis hombros, sentí como su energía invadió mi cuerpo inmediatamente llenándome de paz, tranquilidad y por muy extraño que suene amor, fui sintiendo como mis pensamientos se aquietaron hasta que quede en blanco y solo escuché su voz tranquila y melodiosa. Le hice caso y me fui a dormir. Sentí como este ser acarició mi cabello a la vez que yo me iba sumergiendo en un sueño profundo, creo que este ser me indujo el sueño porque hacía tanto tiempo que no dormía así como un bebé tan plácidamente tranquila. Cuando me desperté me seguí sintiendo tranquila y en paz, y mi mente estaba por fin después de muchos años en calma y sin pensamientos negativos.

Mi despertar de consciencia

Mi despertar de consciencia lo tuve horas después haber experimentado mi día negro. Les cuento llevaba años sin sentir o ver espíritus o seres, sin oírlos, ni nada de eso, yo misma me encargue de cerrar mi sensibilidad, porque no entendía que eran o que querían, pero seguidamente de mi día negro se reavivó esa parte dormida de mí, volví a sentir de nuevo. Y bueno solo esa vez escuché y vi algo. Eso sí, sigo sintiendo las energías de las personas, de los espíritus, de los objetos y de los lugares.

Mi hambre de conocimiento

En un principio, mi hambre por seguir aprendiendo se dio por querer sanarme a mi misma, por entender todo lo que me dolía, por purgar de mi alma toda la basura que no me pertenece.

Por eso a partir de ese momento decidí que iba a investigar y aprender lo más que pudiera. Y así ha sido desde entonces. Ha sido un camino bastante interesante pues no dejo de asombrarme de tantas cosas que he aprendido y que por supuesto, quiero compartir con todos ustedes.

Un umbral de esperanza, un germen de luz

Por eso surgió de mi, el querer compartir todo lo que he aprendido hasta ahora con ustedes a través de mi blog y redes sociales, porque me hubiera gustado que un amigo o un conocido me hubiera tendido la mano y me hubiera dicho que no todo está perdido, que es normal sentirse así, es parte de la vida.

Ahora entiendo que me tocó vivir las cosas de esta manera para volver a creer en mí, y en todo lo que sé, pero sobre todo para tener fe.

Es por eso que decidí emprender a través de este camino digital, para así poder llegar a la mayor cantidad de gente posible y aportar mi pequeño granito de arena, cambiando aunque sea un poquito sus vidas, compartiendo con todos ustedes este conocimiento que cambió mi vida por completo para bien.